Pregunta
“Saludos, Dante. Me agradaría que comentaras acerca del dilema: ¿Dios ama o no ama al pecador? Vi que en tu debate contra un musulmán asumes la postura “Dios sí los ama” (postura que comparto ya que tiene la evidencia más plausible). Sin embargo, el otro lado también tiene su evidencia (menos plausible, pero la tiene). En tu discurso de apertura refutas la postura islámica sobre ese punto, pero he visto musulmanes que exponen versos bíblicos para alegar que el Dios del Cristianismo también aborrece a los pecadores, e incluso creyentes cristianos (incluyendo pastores y líderes) creen con convicción que la Biblia valida el hecho de que Dios aborrece al pecador y no lo ama. Te dejo los principales versos bíblicos de referencia a continuación:
– Salmos 5:5: “Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad”.
– Salmos 7:11: “Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días”.
– Salmos 34:16: “El Señor está en contra de los que hacen el mal”.
– Proverbios 11:20: “El Señor aborrece a los perversos de corazón”.
– Romanos 1:18: “Porque el castigo de Dios se revela desde el cielo contra la gente mala e injusta, que con su maldad impide que se conozca la verdad”.
– 1 Pedro 3:12: “Él está en contra de los malhechores”.
– Apocalipsis 21:8: “Pero los cobardes, los incrédulos, los odiosos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que adoran ídolos, y todos los mentirosos, a ellos les tocará ir al lago de fuego y azufre, que es la segunda muerte”.
¿Qué opinas al respecto de los versos bíblicos que apoyan tal postura?”.
EA – Puerto Rico
Respuesta de Dante A. Urbina
Efectivamente, conforme a la visión cristiana, mi postura es que Dios ama absolutamente a todos los hombres, en contraste con la visión musulmana que nos muestra a un “dios” imperfecto cuyo amor es parcial y condicional y que, por tanto, no puede ser el Dios verdadero (1).
Ahora, para abordar bien la cuestión, partamos de entender que cada ser actúa conforme a su naturaleza. ¿Y cuál es la naturaleza o esencia de Dios? La Biblia nos lo dice: “Dios es amor” (1 Juan 4:8). En consecuencia, Dios, existiendo como acto puro, existe eternamente amando. Y si la naturaleza de Dios es ser absoluto y su naturaleza es el amor, se sigue necesariamente que su amor tiene que ser absoluto. Así que no puede ser parcial ni condicional. Y eso lo da a entender clarísimamente Jesús cuando dice que Dios hace que su sol “salga sobre malos y buenos” (Mateo 5:45). Y lo dice justo después de exhortarnos a “amar a nuestros enemigos” (Mateo 5:44). El punto es que no sería coherente que Dios nos pidiera eso si Él mismo no ama a sus enemigos, es decir, a los pecadores.
Pero probablemente los pastores y líderes protestantes que, como Paul Washer (2), sostienen que Dios no ama a los pecadores, objetarán: “¡Hey, un momento! ¡Le estás aplicando a Dios algo que pertenece a un mandamiento dirigido a los hombres!”. Tal objeción pudiera ser atendible a priori, pero veremos que no es atendible a posteriori. Y es que, estando bien establecido que en el contexto bíblico los enemigos de Dios son los pecadores (cfr. Romanos 5:10), tenemos, en primer lugar, que en el mismo pasaje en que se nos exhorta a amar a nuestros enemigos se deja muy en claro que precisamente eso nos hace semejantes a Dios pues, a parte del ejemplo de que Dios hace salir el sol sobre buenos y malos, se dice: “Sean perfectos, así como su Padre que está en los Cielos es perfecto” (Mateo 5:48); y, en segundo lugar, tenemos que la Biblia explícitamente nos dice que Dios nos ama incluso en nuestra condición de pecadores: “Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. (…) Dios, cuando todavía éramos sus enemigos, nos puso en paz consigo mismo” (Romanos 5:8, 10). Así de sencillo: Jesús murió de modo cruel e ignominioso por los pecadores, ¡¿cómo podría decir alguien que no les ama?! Y esto es algo universal pues, como dice el apóstol Pablo, “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). Esto lo refrenda el apóstol Juan cuando escribe: “Él se ofreció en sacrificio por nuestros pecados; y no solo los nuestros, sino los del mundo entero” (1 Juan 2:2). Ergo, Dios ama al pecador.
Dado lo anterior, paso a interactuar con los textos bíblicos presentados:
– Salmos 5:5, 7:11, 34:16 y Proverbios 11:20: Todos estos textos se pueden responder en conjunto por cuanto tanto Salmos como Proverbios pertenecen al mismo grupo: los libros poéticos de la Biblia. Y es que precisamente ello es relevante para la respuesta pues, como dice el reconocido apologista William Lane Craig en referencia a ese tipo de frases respecto de que Dios “odia” a los pecadores, “debemos notar que esas afirmaciones están primariamente en libros poéticos como los Salmos, y todos saben que es un principio de interpretación literaria que no puedes usar libros poéticos como base para doctrina. La poesía siempre era interpretada a la luz de la didáctica o las porciones de enseñanza de la Escritura. Está en la naturaleza de la poesía el usar hipérboles, metáforas, personificaciones… y cuando miras a las proporciones didácticas de la Escritura lo que encuentras es montones de pasajes que dicen que Dios ama a los no creyentes. Él ama a los pecadores, por eso envió a su Hijo” (3). De hecho, lo más plausible es que en los referidos pasajes se esté usando una figura literaria conocida como “metonimia” que se define como aquella “en la cual se usa un nombre o sustantivo relacionado en vez de otro” (4). Por ejemplo, en Proverbios 6:17-18 se dice que Dios odia, entre otras cosas, “la lengua mentirosa” y “los pies que corren presurosos hacia el mal”. ¿Alguien acaso infiere a partir de allí que Dios odia a la lengua y los pies en tanto partes físicas? No. Análogamente, cuando en ese tipo de textos se dice que “Dios odia al pecador”, considerando lo que claramente nos enseñan muchos otros textos de la Biblia (que Dios sí ama al pecador), la inferencia más razonable definitivamente es decir que estos textos usan la “metonimia” y que lo que quieren dar a entender es que lo que Dios odia son los actos del pecador, no a él en cuando persona: precisamente porque uno ama al enfermo y no quiere su muerte, es que odia la enfermedad.
– 1 Pedro 3:12: Si uno ve este pasaje en su Biblia se percatará inmediatamente de que allí el apóstol Pedro está citando un pasaje del Antiguo Testamento y si va al pie de página (para las Biblias que los tienen, que son la mayoría) encontrará que refiere a Salmos 34:12-16. Así que eso ya lo respondimos en el punto anterior y, por tanto, no cuenta propiamente como nuevo texto. Además hay que tener en cuenta que Pedro no muestra mayor interés en enfatizar específicamente lo correspondiente a Salmos 34:16 sino que más bien hace una cita amplia para animar a los creyentes a que sigan haciendo el bien sabiendo que en ello tendrán el cuidado y protección de Dios. Es más, Pedro en otra parte afirma con claridad que Dios demora el día del Juicio Final precisamente porque ama a los pecadores y quiere darles oportunidad: “No es que el Señor se tarde en cumplir su promesa, como algunos suponen, sino que tiene paciencia con nosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).
– Romanos 1:18 y Apocalipsis 21:8: Ambos pasajes no dicen que Dios odia a los pecadores sino solamente que los castiga. ¿Pero que los castiga no significa acaso que los odia? No y eso es fácil de demostrar. Si Dios realmente odiara a los pecadores querría la condenación y castigo de estos de modo activo, decidido y antecedente. Pero la Biblia nos dice todo lo contrario: “Yo no quiero que el malvado muera, sino que cambie de conducta y que viva. (…) Yo no quiero que muera nadie. ¡Conviértanse y vivirán!” (Ezequiel 18:23, 32). Así que Dios no quiere la condenación del pecador; la ejecuta, en su justicia, pero no la desea. O sea, frente a alguien que rechaza absolutamente el amor, Dios no tiene más opción que apartarlo pues Él mismo es el amor en esencia. Pero eso es algo que le pesa a Dios… ¡precisamente porque ama al pecador! La muestra más elocuente y clara de esto la hallamos en el propio Jesús que se entristece por el gravemente pecador pueblo de Israel: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros de Dios! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina sus pollitos bajo sus alas, pero no quisiste! Pues miren, el hogar de ustedes va a quedar desolado” (Mateo 23:37-38). ¿Qué parece esta actitud del Señor sino la de una madre amorosa que se lamenta del castigo que vendrá a su hijo y dice frases como “Esto me va a doler a mí más que a ti”? Jesús se lamenta por el triste destino de condenación y castigo de los pecadores. ¿Por qué? ¡Porque los ama!
Referencias:
1. Véase: Dante A. Urbina, “Cristianismo vs. Islam: ¿Cuál es la religión verdadera?”, debate contra Nureddin Cueva, Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima – Perú), 2 de julio del 2014, discurso de apertura.
2. Cfr. “´Dios odia el pecado y al pecador´, asegura el pastor y misionero Paul Washer”, Noticia Cristiana, 20 de marzo del 2014.
3. William Lane Craig, “El concepto de Dios en el Cristianismo y el Islam”, debate contra Shabir Ally, McMaster University (Ontario – Canadá), 6 de marzo del 2002, primera refutación.
4. Ethelbert Bullinger, Figures of Speech Used in the Bible, Ed. Baker, Grand Rapids, 1898, p. 538.