Pregunta 1
“¡Hola! Tengo una duda teológica: con respecto al término omnisciencia, ¿cómo se puede explicar que Dios todo lo sabe cuando hay seres con libre albedrío que pueden determinar qué hacer y cómo comportarse en su entorno? Sabemos que la omnisciencia se refiere a saber todo acerca de la creación y sus formas; pero, ¿cree usted que la omnisciencia alcanza la libertad de pensamiento y acción que tienen los hombres que repercute en las decisiones que ellos mismos toman? Por ejemplo, ¿Dios sabe si uno va a ser pobre o rico?”.
SD – Costa Rica
Respuesta de Dante A. Urbina
Te agradezco por tu consulta pues permitirá resolver una cuestión filosófica que en algún u otro momento ha atormentado a muchos: cómo conciliar la Omnisciencia divina con la libertad humana. En efecto, son varias las personas que se han preguntado cosas tales como “¿Cómo podemos tener libre albedrío si Dios ya sabe lo que vamos a hacer?” o “¿Cómo puede Dios saberlo todo si es que tenemos libre albedrío?”.
Pues bien, comencemos con la definición de Omnisciencia. En mi libro ¿Dios existe?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer especifico la definición de cada uno de los atributos divinos y cómo se deducen lógicamente a partir del concepto de Dios. Respecto de la Omnisciencia escribo que “Se dice que un ser es omnisciente en cuanto tiene en sí la plenitud y totalidad del conocimiento” (1). En consecuencia, absolutamente nada de lo existente y sus formas puede caer fuera del conocimiento divino. Dios lo sabe todo.
Ahora, pasemos a la cuestión: ¿hay contradicción necesaria entre la Omnisciencia y el libre albedrío? De ningún modo. Y esto por una razón muy sencilla: porque un acto libre puede ser perfectamente conocido como precisamente eso, como “acto libre”, y, por tanto, el que se lo conozca no le quita en nada su cualidad de tal. Pongámoslo con un ejemplo sencillo: imaginemos que vemos en la calle a alguien que libremente está pateando a otra persona, ¿el hecho de que lo estemos viendo quita en algo que su acto sea libre? No. Conocemos su acto como acto libre, y punto. El hecho de que nosotros veamos (conozcamos) el acto de esa persona no implica que nuestro conocimiento lo haya determinado a hacer eso sino que la determinación de su acto viene de su voluntad.
Pero aquí alguno podrá objetar: “Oh, bueno, pero con el caso de Dios es diferente porque él conoce todas las cosas desde antes que sucedan”. Aquí la clave del problema está en la palabra “desde antes”. Sucede que con tal tipo de cláusula se está diciendo como que el conocimiento de Dios es algo que se desarrolla en el tiempo conforme a un esquema de pasado-presente-futuro respecto de distintas cosas. Pero no es así pues Dios y su conocimiento, que se identifica con su ser, no está ni existe en el tiempo sino de modo trascendente al tiempo. A diferencia de lo que sucede con nuestros procesos cognitivos, Dios “ve las cosas simultánea y no sucesivamente” (2). Así que Dios no conoce en un “antes” en el sentido temporal sino que desde su conocimiento eterno abarca en un solo acto todos los sucesos temporales.
Pongamos un ejemplo adicional para ilustrar bien este último aspecto. Imaginemos que, por alguna razón, se me concede el don de la Omnisciencia y, por tanto, tengo simultáneamente el conocimiento de todo lo pasado, presente y futuro. Dentro de eso conozco, por ejemplo, que para el año 2080 un joven X elegirá libremente casarse con una muchacha Y. Ahora, sucede que estoy conociendo tal acto como acto libre. El joven podría haber elegido casarse con cualquier otra muchacha, pero en la realidad se ha dado que, de entre todas las opciones potenciales, él eligió libremente casarse con la muchacha Y. De este modo, la omnisciencia simplemente implica esto: que yo, al conocer todo lo real (en este ejemplo hipotético), conozco que el joven realizará esa elección libre por el simple hecho de que tal elección libre es un evento de la realidad. Punto, tan sencillo como eso. Análogamente, pues, Dios conoce absolutamente todos los actos, pensamientos y deseos que libremente surgen en el hombre (así como si tal o cual será “rico” o “pobre”) sin que ello elimine la libertad. Conocer no es lo mismo que determinar. Luego, no hay propiamente contradicción entre Omnisciencia y libre albedrío.
Referencias:
1. Dante A. Urbina, ¿Dios existe?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer, Ed. CreateSpace, Charleston, 2016, p. 32 (http://danteaurbina.com/dios-existe-el-libro-que-todo-creyente-debera-y-todo-ateo-temera-leer/).
2. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, q. 14, art. 7, rpta.
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Luego de la respuesta precedente otro comentarista introdujo una consulta adicional sobre el mismo tema. Por ser pertinente y aclaratorio, introduzco también la respuesta correspondiente aquí.
Pregunta 2
“Una duda al respecto: si yo en el presente me esfuerzo por ser un tipo con dinero, por decirlo así, un empresario importante, por ejemplo, en un futuro; pero en este mismo presente Dios sabe que no es así, que no lo seré, o sea, que seguiré siendo empleado, por ejemplo… Entonces de nada valdría mi esfuerzo en el presente porque de todos modos seguiré siendo pobre. Yo no sé cómo seré en el futuro ni quiénes serán mis hijos, ¿pero Dios en su Omnisciencia sí lo sabe? A pesar de que son decisiones propias de cada individuo, ¿ya Dios las conoce? La Omnisciencia da espacio a la doctrina de la predestinación”.
DL – Costa Rica
Respuesta de Dante A. Urbina
Estimado, paso a introducir las respuestas correspondientes a tus consultas y comentarios para clarificar mejor la cuestión:
1) “Una duda al respecto: si yo en el presente me esfuerzo por ser un tipo con dinero, por decirlo así, un empresario importante, por ejemplo, en un futuro; pero en este mismo presente Dios sabe que no es así, que no lo seré, o sea, que seguiré siendo empleado, por ejemplo… Entonces de nada valdría mi esfuerzo en el presente porque de todos modos seguiré siendo pobre”: Ok, pero Dios de ningún modo es la causa de que, en este ejemplo hipotético, sigas siendo empleado. Simplemente conoce que así será porque su conocimiento abarca en un solo acto todos los eventos que, desde nuestra perspectiva, vemos en términos de pasado, presente o futuro. Y creo que precisamente allí radica el equívoco de la problemática que planteas pues dices que Dios conoce “en este mismo presente” cuando, como ya se remarcó en la respuesta precedente, el conocimiento de Dios no está ni en un antes ni un después ni un ahora temporal (“este mismo presente”) sino que es trascendente al tiempo. Que los esfuerzos al final de cuentas no hayan dado resultado no es culpa de Dios, simplemente sucede que Él conoce cómo irán la cosas en su curso natural y punto.
2) “Yo no sé cómo seré en el futuro ni quiénes serán mis hijos, ¿pero Dios en su omnisciencia sí lo sabe? A pesar de que son decisiones propias de cada individuo, ¿ya Dios las conoce?”: Por supuesto, el que tú no sepas algo de ningún modo es restricción como para que Dios no pueda saberlo. La incertidumbre es cosa de nosotros, no de Él. De otro lado, nuevamente se puede hallar el equívoco de la problemática planteada en una frase de la pregunta. Dices “a pesar de que son decisiones propias de cada individuo”. ¿Acaso eso restringe el conocimiento de Dios? Al contrario: justamente porque son decisiones reales que tomaremos, Él las conoce así como conoce todo lo real. Y las conoce como decisiones libres, así que no hay contradicción allí entre Omnisciencia y libre albedrío.
3) “La omnisciencia da espacio a la doctrina de la predestinación”: Correcto, pero eso únicamente significa que la omnisciencia es una condición necesaria para que haya predestinación, no que es condición suficiente. Que Dios conozca algo no implica de por sí que lo esté predeterminando así como el que yo vea a alguien resbalarse no hace que yo tenga la culpa de que se haya resbalado. Como había dicho magistralmente el gran apologista cristiano C. S. Lewis: “Contemplar a un hombre haciendo algo no es obligarle a hacerlo” (1). Así que la omnisciencia no basta para la predestinación sino que esta se relaciona más propiamente con la Providencia. Y ni siquiera así queda implicado que ello anule el libre albedrío. Dios puede perfectamente organizar en su sabiduría y bondad la salvación y destino de los hombres teniendo en cuenta dentro de su plan el propio libre albedrío de estos: esta es la correcta visión católica de la predestinación sin caer en los extremos del calvinismo o el arminianismo. Pero de todos modos la cuestión de la predestinación es ya otro tema. Baste aquí con anotar que incluso si Dios hiciera una determinación general de las cosas ello no tiene por qué anular del todo el libre albedrío pues todavía quedaría mucho espacio para los aspectos y formas particulares de ello que podrían perfectamente dejarse a lo contingente y a las “causas segundas”. Cierro citando a Santo Tomás de Aquino: “La Providencia divina impone necesidad a algunas cosas, pero no a todas (…). A la Providencia le corresponde ordenar las cosas hacia su fin (…) [y] producir todos los grados de seres. De este modo, para algunos efectos dispuso causas necesarias, para que se dieran necesariamente; y para otros efectos dispuso causas contingentes, para que se dieran contingentemente según la condición de las causas próximas” (2). He ahí que incluso en este esquema hay perfecto lugar para el libre albedrío. Pero, como ya se anotó, la cuestión de la predestinación es aparte y trasciende al objeto de la presente respuesta que era simplemente dejar más claro que no hay contradicción necesaria entre Omnisciencia y libre albedrío.
Referencias:
1. C. S. Lewis, Screwtape Letters, Centenary Press, London, 1942, XXVII.
2. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, q. 22, art. 4, rpta.