Pregunta
“Hola, Dante, espero que tu vida esté llena de buenas energías y armonía. Bueno, quería hacerte esta pregunta: ¿Qué opinas del evangelio de Bernabé donde dice que Jesús no fue crucificado? Saludos”.
FC – Chile
Respuesta de Dante A. Urbina
Sobre este tema hablo con detalle en mi libro ¿Cuál es la religión verdadera?, que sería “el que sigue” a mi libro sobre la existencia de Dios y será publicado todavía más adelante. No obstante, veo conveniente dar aquí desde ya unos breves alcances al respecto por cuanto esta cuestión del evangelio de Bernabé está muy relacionada con una noticia falsa que todavía anda circulando fuertemente por Internet y ha confundido a muchos creyentes cristianos siendo usada como “caballito de batalla” por varios ateos que la comparten una y mil veces en las redes sociales. La noticia en cuestión se titula algo así como “Descubren Biblia de más de 1500 años que dice que Jesús no fue crucificado” (1). Desde ya se trata de una gran estafa porque, revisando la inscripción que aparece en la supuesta “Biblia”, nos encontramos con que no es que sea de “hace 1500 años” ¡sino que recién viene del año 1500! Curiosamente aquí a los ateos del Internet se les acaba la “objetividad” y “pensamiento crítico” y se tragan como ingenuos una noticia falsa. En todo caso, parece que esta “Biblia” contendría una copia del evangelio de Bernabé en el cual se dice que Jesús no fue crucificado.
Así pues, toda la “fuerza” de la afirmación descansa sobre la fiabilidad (o falta de fiabilidad) histórica del “evangelio” de Bernabé. Pues bien, como se pudo ver en mi debate contra Nureddin Cueva -presidente de la Asociación Islámica de Sufismo en el Perú, para juzgar objetivamente la fiabilidad histórica de un documento yo aplico el llamado “criterio de las tres pruebas” (2). Tal como allí demostré, los Evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) y el Nuevo Testamento en general pasan esas tres pruebas y, por tanto, son históricamente fiables. Entonces la pregunta aquí es: ¿sucede lo mismo con el evangelio apócrifo de Bernabé? Apliquémosle el mismo criterio y veamos:
1) Prueba bibliográfica: Se refiere a la cuestión de la integridad, es decir, si podemos confiar en que el documento que tenemos actualmente se corresponde con el original. Si se tiene muchos manuscritos disponibles y estos son temporalmente cercanos al original y a los eventos que se narran, puede decirse que el documento en cuestión pasa la prueba bibliográfica. Ahora, se pretende que el “evangelio” fue escrito por el apóstol Bernabé en el siglo I. Sin embargo, solo hay dos manuscritos base de este documento (una versión italiana y una castellana) y ambos son extremadamente tardíos al punto que, dados los resultados del análisis textual, ¡como mínimo son posteriores al siglo XIV! Luego, el “evangelio” de Bernabé no pasa la prueba bibliográfica.
2) Prueba de la evidencia interna: Tiene que ver con la confiabilidad intrínseca del documento histórico, en otras palabras, “con la capacidad para decir la verdad” de los escritores. Y es aquí donde el “evangelio” de Bernabé es sumamente débil pues el propio análisis del mismo da señales de manipulación y de que, por supuesto, no fue escrito por el apóstol Bernabé. Como dicen McDowell y Gilchrist: “Nadie sabe quién realmente escribió el Evangelio de Bernabé, pero lo que se sabe es que, fuese quien fuese, no fue el apóstol Bernabé. Lo más probable es que fuese un musulmán español que, quizá víctima de las campañas de la reconquista, decidiese tomarse una venganza privada redactando un falso evangelio bajo el nombre supuesto de Bernabé para dar a su perversa falsificación una cierta medida de aparente autenticidad” (3). Luego, el “evangelio” de Bernabé no pasa la prueba de la evidencia interna.
3) Prueba de la evidencia externa: Analiza si otro material histórico confirma o niega el testimonio interno en cuestión. Pues bien, tal como argumenté de modo independiente en mi ya mencionado debate, el Nuevo Testamento se constituye como un documento históricamente fiable. En consecuencia, si el “evangelio” de Bernabé es históricamente fiable, debe coincidir en general con el Nuevo Testamento en los detalles históricos. Pero sucede que ello no es de ningún modo el caso. Para citar solo un ejemplo, tenemos que el “evangelio” de Bernabé muestra a este como un acérrimo enemigo del apóstol Pablo, al cual conceptúa como un engañador (cfr. Evangelio de Bernabé, nº 222), cuando lo que nos enfatiza el Nuevo Testamento como dado histórico es que Bernabé fue un gran amigo y defensor de Pablo (cfr. Hechos 9:26-27) y lo acompañó varias veces en la predicación de Jesús como Hijo de Dios resucitado de entre los muertos (cfr. Hechos 13:33). Y eso entre muchas otras discrepancias. Luego, el “evangelio” de Bernabé no pasa la prueba de la evidencia externa.
Por tanto, ese documento que dice que “Jesús no fue crucificado” no tiene ninguna fiabilidad histórica y, en consecuencia, valga la redundancia, no debemos fiarnos de él. En cambio, que Jesús sí fue crucificado es, en palabras de Robert Funk, uno de los críticos escépticos más radicales del Nuevo Testamento, “uno de los hechos indisputables sobre Jesús” (4).
Referencias:
1. Véase, por ejemplo: “Descubren Biblia de más de 1500 años que dice que Jesús no fue crucificado”, Vanguardia Liberal, 28 de agosto del 2013
2. Véase: Dante A. Urbina, “Cristianismo vs. Islam: ¿Cuál es la religión verdadera?”, debate contra Nureddin Cueva, Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima – Perú), 2 de julio del 2014, discurso de apertura. (Disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=7L1my6NsfqA)
3. Josh McDowell y John Gilchrist, El Islam a Debate, SEDIN, 1999, p. 89.
4. Citado por: William Lane Craig, “El concepto de Dios en el Islam y el Cristianismo”, debate contra Jamal Badawi, Universidad de Illinois, 27 de febrero de 1997, discurso de apertura.