“Las cosas se ponen calientes…”: Sobre economía y calentamiento global

Varias veces se suele hablar del calentamiento global como un fenómeno meramente ecológico separado o externo respecto de la economía. Sin embargo, a decir verdad, el fenómeno del calentamiento global está íntimamente relacionada con la economía: nuestro sistema económico influye en el calentamiento global y el calentamiento global influye en la economía. Es cierto que la acción humana (causalidad antropogénica) no explica de por sí el 100% del calentamiento global (también hay factores exógenos o naturales) pero el que tenga una influencia muy importante sobre el mismo es algo que difícilmente se puede negar pues los argumentos científicos son contundentes.

En efecto, por citar un estudio, tenemos que en su paper “La hipótesis del calentamiento global antropogénico: Testeando su robustez por medio del análisis de causalidad de Granger” los científicos Umberto Triacca, Alessandro Attanasio y Antonello Pasini explican que la cuestión de la causalidad antropogénica (responsabilidad humana en el fenómeno del calentamiento global) se suele estudiar “usando modelos climáticos globales” los cuales “muestran evidencia de que el calentamiento recientemente observado no puede ser reproducido si el factor antropogénico no es incluido en el modelo, en tanto los modelos basados únicamente en influencias naturales no muestra ningún calentamiento desde la década de 1960”, lo que “claramente sugiere que las fuerzas antropogénicas (principalmente a través de la influencia de gases de efecto invernadero) son causas fundamentales de los recientes incrementos de temperatura” (1). Estos autores explican a su vez que los estudios al respecto suelen basarse en sistemas bivariados (un tipo particular de esquema matemático) y se proponen analizar si esos resultados se mantienen se incluyen a las “fuerzas naturales y algunos patrones de variabilidad natural” como variable auxiliar. Pues bien, luego de aplicar ello encuentran que “los resultados previos bivariados de Granger demuestran ser robustos” (2). En términos simples, que la evidencia de la actividad humana como importante factor explicativo del calentamiento global es claramente sólida.

Ahora bien, cuando abordamos la cuestión del calentamiento global debemos hacerlo desde una perspectiva multidisciplinaria y multiparadigmática. He ahí la cuestión: ser capaces de aplicar lo que el filósofo Edgar Morin llamaba “pensamiento complejo” (3). Y es que los elementos que concurren en el fenómeno del calentamiento global no están aislados, sino que se encuentran claramente interrelacionados con cierto tipo de estructuras sociales, patrones de consumo, sistemas de producción, creencias, etc.

Sin embargo, en general, los economistas (especialmente los ortodoxos) no presumen que tienen que saber eso. Se considera a la ecología como un tema “exógeno” o meramente un “tópico aplicado”. Ahora, ¿qué pasaría con la economía si se acaba el proceso de fotosíntesis el día de mañana? ¿o si se acaban todas las reservas de petróleo?, ¿dónde estarían los economistas si el día de mañana ya no entra más luz solar a la tierra? Todo ello tendría efectos estructurales, catastróficos y sistémicos sobre la economía, pero la teoría económica convencional se desarrolla en un inmenso mar de ignorancia sobre esos temas. O sea, como anoto en Economía para Herejes, “no puede haber economía sin ecología y la economía ortodoxa ¡ni siquiera se ha dado por enterada!” (4).

De otro lado, tenemos el tema de los tratados, convenios o acuerdos a los que han buscado llegar los países para mitigar y/o hacer frente al calentamiento global. Aquí se hace presente fuertemente una cuestión: el calentamiento global es un problema global, de todo el planeta. Ahora bien, un problema de todo el planeta, ¿puede ser consistentemente solucionado por gobiernos que cambian cada 4 o 5 años y que solo toman decisiones para un pequeño sector del mundo? Aunque hay algunos gobiernos que son más influyentes que otros, ¿verdad? Como Estados Unidos, por ejemplo, pero… sucede que Estados Unidos no suscribió el Protocolo de Kioto para la reducción de emisiones contaminantes pese a que se constituía como el país responsable del 25% del total de emisiones a nivel mundial (5). Y la cosa no es muy distinta al otro lado del espectro geopolítico. China, emprendiendo su proceso de desarrollo, lo ha venido haciendo de un modo “gigantista” sumamente depredador y contaminante que está afectando a gran escala al planeta. De hecho, Linfén, la ciudad más contaminada del mundo, se ubica en China. Y, para darnos una idea de la magnitud del problema, ha de mencionarse que se estima que respirar el aire de esa ciudad “equivale a fumarse 30 paquetes de cigarrillos al día” (6).

Por tanto, simplemente no podemos seguir con el mismo patrón de producción y consumo: o reorientamos voluntariamente la economía en favor de la ecología o, en un futuro no muy lejano, la ecología “nos obligará” a reorientar la economía en contra nuestra (la crisis económica que se podría derivar de un desastre ecológico planetario de seguro sería mucho peor que la crisis financiera del 2008).

Referencias:

1. Umberto Triacca, Alessandro Attanasio and Antonello Pasini, “Anthropogenic global warming hypothesis: Testing its robustness by Granger causality analysis”, Environmetrics, vol. 24, nº 4, 2013, p. 260.

2. Umberto Triacca, Alessandro Attanasio and Antonello Pasini, “Anthropogenic global warming hypothesis: Testing its robustness by Granger causality analysis”, Environmetrics, vol. 24, nº 4, 2013, p. 260.

3. Cfr. José Luis Eduardo Uribe Sánchez, “El pensamiento complejo de Edgar Morin, una posible solución a nuestro acontecer político, social y económico”, Espacios Públicos, vol. 12, nº 26, 2009.

4. Dante A. Urbina, Economía para Herejes: Desnudando los Mitos de la Economía Ortodoxa, Ed. CreateSpace, Charleston, 2015, p. 66. (http://danteaurbina.com/economia-para-herejes/)

5. Cfr. Joseph Stiglitz, Cómo Hacer que Funcione la Globalización, Ed. Taurus, Madrid, 2006, p. 223.

6. Ángel Villarino, “Olimpismo en la ciudad más contaminada del mundo”, El Confidencial, 13 de noviembre del 2008.

Dante A. Urbina

Dante A. Urbina

Autor, conferencista y docente especializado en temas de economía, filosofía y teología. Seleccionado entre los mejores jóvenes investigadores del mundo para participar en la Reunión de Premios Nobel de Economía en Lindau (Alemania). Todos sus libros han estado en entre los más vendidos de su categoría en Amazon.
Dante A. Urbina

Dante A. Urbina

Autor, conferencista y docente especializado en temas de economía, filosofía y teología. Seleccionado entre los mejores jóvenes investigadores del mundo para participar en la Reunión de Premios Nobel de Economía en Lindau (Alemania). Todos sus libros han estado en entre los más vendidos de su categoría en Amazon.