Pregunta: “Hola, Dante. Me gustaría saber tu opinión respecto de este video https://www.youtube.com/watch?v=N4gKs_B8LwA donde se argumenta que la existencia de Jesús es un mito. Anexo algunos de los puntos que argumenta para validar su postura:
1) La genealogía sobre Jesús que se presenta en el Evangelio de Mateo no puede ser histórica pues se excluyen varias generaciones con tal de formar grupos de números con significado teológico (series de 14, o sea, 7 por 2).
2) Se relata que Jesús rompió las leyes judías sobre la Pascua al tomar en la Última Cena solo una copa con sus apóstoles y no cuatro como corresponde y también salió con ellos en la noche de la casa en que estaban, cosa que estaba prohibida durante la Pascua.
3) Las palabras de Jesús al Padre en el Getsemaní antes de la crucifixión no pueden ser históricas porque, como los mismos Evangelios atestiguan, Él estaba solo en ese momento (todos los apóstoles estaban dormidos).
4) El acto de “lavarse las manos” que se atribuye a Poncio Pilatos es una invención de los Evangelistas pues ello es solo una tradición exclusivamente judía (como se comprueba con varias citas del Antiguo Testamento).
5) Personajes como “Barrabás” (que en realidad también se llamaba Jesús) y “Judas Iscariote” son puramente inventos para dar más significado teológico a la Pasión de Jesús, como se evidencia en los propios nombres que “curiosamente” tienen (Barrabás significa “hijo de su padre” e Iscariote significa “el que entrega”).
6) La costumbre de que los romanos soltaban prisioneros en la fiesta de la Pascua, que citan los Evangelistas para justificar la liberación de Barrabás, no puede ser histórica pues no hay ninguna fuente antigua fuera de los Evangelios que la especifique”.
DEP – Perú
Respuesta de Dante A. Urbina
Bien, veo que se trata de una conferencia dada por el catedrático Luis del Castillo Gamboa en diciembre del 2000 con auspicio del llamado “Movimiento Peruano Arreligioso”. En general encuentro que, encasillado en un esquema marxista, prácticamente todo el discurso del profesor Del Castillo cae en una falacia de argumento desde el escenario la cual consiste en presuponer desde ya una idea, interpretar exclusivamente en base a ella los diferentes datos (ignorando las demás interpretaciones posibles) y luego usar esa interpretación para probar la misma idea. Un ejemplo claro de ello es que cuando en los Evangelios se encuentran pasajes que parecen apuntar a que Jesús cumplió las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, el profesor Luis del Castillo utiliza ello para “probar” que los autores de los Evangelios introdujeron esos pasajes a propósito sin ser históricos de modo que descarta a priori, bajo el prejuicio del materialismo marxista, ¡la posibilidad de que Jesús en verdad haya podido cumplir históricamente tales profecías con el significado teológico allí implicado! De esta forma, pareciera que él presupone que el Cristianismo es falso (lo contrario sería incompatible con el esquema marxista duro que él suscribe), interpreta los Evangelios en base a esa presuposición y luego usa sus sesgadas interpretaciones para probar precisamente el punto que las ha sesgado (a saber, que el Cristianismo es falso). Eso es propio del esquema marxista el cual asume que toda realidad humana (sea filosófica, espiritual, artística, etc.) no es más que producto de las “condiciones materiales de existencia” (de ahí que se pase tanto tiempo listando sus “cincuenta parámetros” al inicio de la conferencia).
Asimismo, es importante señalar que, incluso si todo lo que dice el profesor Luis del Castillo es verdad, eso no prueba que Jesús sea meramente un personaje mítico o inventado (no estoy del todo al tanto de si esa será en particular su postura, solo veo que el video se titula “Jesús: ¿personaje histórico o mítico?”). Lo único que podría tal vez probarse a partir de todo lo que dice asumiendo que no se lo pueda refutar (lo cual no es el caso, como veremos en unos momentos) es que los Evangelios podrían no ser históricamente fiables del todo. Por tanto, si alguien, luego escuchar la conferencia, infiriera que absolutamente todos los relatos de los Evangelios son míticos o que Jesús nunca existió sino que fue solo un invento, estaría cometiendo una grosera falacia de conclusión desmesurada. Solo veo en el video cuestionamientos a la historicidad de ciertos pasajes de los Evangelios, no una demostración sólida de cosas tales como que Jesús nunca existió (las pruebas de su existencia histórica son amplias y no se reducen a los Evangelios).
Teniendo lo anterior en mente, paso a responder los puntos que resumes:
1) Sobre la genealogía de Jesús presentada en Mateo 1 me parece que el profesor cae en una falacia de falso dilema del tipo “o el registro de las generaciones es absolutamente detallado excluyendo todo significado teológico o simplemente no es histórico”. Constituye falacia porque hay, como mínimo, una tercera posibilidad: que el registro sí sea histórico (en el sentido de partir de hechos y personajes históricos) pero redactado de modo resumido aprovechando los agrupamientos de generaciones para expresar un significado especial. Para entender esto tenemos que situarnos en el contexto correcto, es decir, el esquema de la historia antigua. Sucede que los antiguos no pretendían escribir la historia en términos de “reportes detallados” sino que era una práctica común que la resumieran y agruparan conforme a sus visiones o perspectivas. Si tuviéramos que descartar automáticamente como no-históricos a todos los documentos en que de algún u otro modo se hace ello prácticamente nos quedaríamos sin fuentes escritas de la historia antigua. Lo que hay que hacer es dilucidar cada caso. Pues bien, en el caso de Mateo: ¿cuál era su perspectiva al registrar la genealogía de Jesús? Mateo no es un historiador crítico del siglo XIX, él es el judío del siglo I que ya cree en Jesús y lo que quiere evidenciar es que Jesús, como Mesías prometido, cumple con descender del patriarca Abraham y del rey David. Ese es simplemente su punto, no es necesario que tenga que incluir a absolutamente cada individuo sino solo a aquellos necesarios para establecer la genealogía en general y en ello era perfectamente razonable que pudiera hacer compendios y agrupaciones de las generaciones. Sin embargo, al profesor Luis del Castillo eso le resulta “muy sospechoso” ya que parece que él se basa en el supuesto de que tal práctica de resumir genealogías es bastante rara. ¡Pero precisamente tal tipo de supuesto es falso! Existen claros precedentes de genealogías resumidas en el Antiguo Testamento (comparar, por ejemplo, Esdras 7:1-5 con 1 Crónicas 6:2-15) y Mateo, al resumir la de Jesús, bien podía hacer agrupaciones en términos de bloques homogéneos (catorces) sobre todo cuando, como han señalado algunos estudiosos, ello ayudaba a la memorización (cosa común en el mundo antiguo donde no podían guardar toda su información en una computadora).
2) Pasemos al argumento de que “Jesús rompió leyes judías sobre la Pascua”. El profesor aduce que ello no puede ser histórico pues un judío, como fue Jesús, nunca haría eso. Pero veamos los casos que presenta. Primero dice que Jesús no podía haber salido en la noche con sus discípulos luego de la Última Cena porque ello contradeciría Éxodo 12:22 que prohibía salir la noche de Pascua. Pero incluso si fuere el caso de que así se aplicaba dicho texto, nos encontramos con que el caso de Jesús ¡reúne perfectamente todos los elementos para ser una excepción! Y es que, en el marco de los hechos y palabras de Jesús que reportan los Evangelios, él tenía la intención de establecer una Nueva Pascua, una Nueva Alianza, con su sacrificio. Luego, no se puede considerar a ello como una situación “normal”, que es lo que pretende aquí el profesor. Es más: hay varios precedentes de Jesús poniendo los propósitos de Dios y la verdad espiritual por encima de reglas y ritualismos como cuando confrontó a los fariseos que criticaban a sus discípulos por arrancar espigas el día de reposo (cfr. Marcos 2:23-28). Así que lo que al profesor le parece altamente implausible resulta bastante plausible. De otro lado, respecto de que Jesús no cumplió con beber las cuatro copas con sus discípulos en la Última Cena rompiendo con la tradición judía hay que responder lo mismo: ¡precisamente se trata de una situación que tiene todos los elementos para constituirse como una excepción! En efecto, cuando Jesús da la copa a sus discípulos dice que con ella “se confirma el Nuevo Pacto” (Mateo 26:28) de modo que, siendo algo nuevo, no tiene por qué ceñirse del todo a las reglas y tradiciones anteriores. Adicionalmente, existe un detallado estudio de Scott Hahn (1) en que muestra que Jesús cumple perfectamente con esto de las copas por medio de la “copa de la consumación” que constituye su sacrificio en la Cruz.
3) Luego tenemos el caso de las palabras de Jesús al Padre en el huerto de Getsemaní que fueron registradas pese a que no había testigos en ese momento (todos los apóstoles estaban dormidos). Al profesor Luis del Catillo, por supuesto, ello le parece un problema irresoluble porque, siendo marxista, ve desde ya como absolutamente imposible la acción o revelación sobrenatural. Y a partir de allí presenta tal pasaje de los Evangelios como algo problemático para los cristianos. Pero el punto es que ¡en realidad no es tan problemático para los cristianos! ¿Por qué? Porque los propios documentos del Nuevo Testamento relatan que, luego de la resurrección, Jesús les estuvo hablando de modo familiar y detallado a los apóstoles hasta por cuarenta días (cfr. Hechos 1:3). ¿Y cuál cabría esperar que fuera el principal propósito de eso? No tanto repetir las cosas que ya venía diciéndoles en sus aproximadamente tres años de ministerio público sino más bien explicarles con detalle precisamente aquello que menos habían entendido, es decir, el significado de su pasión, muerte y resurrección (véase Lucas 24:13-32), además de darles instrucciones para el futuro (véase Hechos 1:2). ¿Y cuál sería una de las cosas que más probablemente les habría contado al respecto? El cómo vivió los últimos momentos, siendo la agonía del Getsemaní tal vez el episodio más traumático (por la angustia de estar cerca de ser cruelmente asesinado). Jesús consideraba a los apóstoles como sus amigos (cfr. Juan 15:15), así que esa es una de las cosas que más naturalmente les debía contar, tanto por su significado personal como teológico (la aceptación libre del sacrificio). El escéptico que descarta a priori esta posibilidad estaría, por tanto, cayendo en falacia de petición de principio. Pero tal vez podría acusarse al lado creyente de caer en lo mismo al presuponer la resurrección de Jesús. No obstante, los creyentes cristianos contamos con un poderoso argumento histórico a favor de la resurrección de Jesús que es independiente de esta discusión y que se basa en inferencias a partir de hechos aceptados por gran parte de los estudiosos críticos del Nuevo Testamento, incluidos varios escépticos. Por cuestiones de espacio, y para no salir del tema, no puedo desarrollar ese argumento aquí pero lo he desarrollado en la tercera vía para demostrar la veracidad del Cristianismo en mi libro ¿Cuál es la religión verdadera? (2).
4) Ahora pasemos a aquello de que el acto de “lavarse las manos” de Poncio Pilatos no puede ser histórico. Aquí todo el argumento del profesor descansa en que esta se trata de una costumbre exclusivamente judía para simbolizar el estar libre de culpa y cita varios textos del Antiguo Testamento relacionados. Pero está bastante errado allí. Y es que el citar textos del Antiguo Testamento solo prueba que la costumbre está presente en la tradición judía ¡pero no que no pueda estar también presente en otras culturas! De hecho, un artículo del 2010 del Daily Mail británico refiere estudios científicos que hallan que “las áreas del cerebro que se ocupan de la limpieza física probablemente se superponen con las que procesan la pureza psicológica” y que “hay una asociación entre lavarse las manos y la absolución de culpa”. Así que esto parece algo más general en el hombre y no algo circunscrito al ámbito judío, como pretende el profesor. Es más: son bien conocidas las muchas tradiciones religiosas de la antigüedad que tienen diversos ritos relacionados con “limpiarse con agua” asociándolos a connotaciones morales o espirituales. Así que, para variar, nos encontramos con que, tanto por el aspecto psicológico como el cultural, resulta perfectamente factible lo que al profesor Luis del Castillo le parece prácticamente imposible. Y de ahí que el referido artículo se titulara “Así que por eso Poncio Pilatos lavó sus manos: Ayuda a aliviar dudas molestas sobre las decisiones” (3).
5) Ahora vamos al tema de la historicidad de Barrabás y Judas Iscariote. El profesor menciona que Barrabás también se llamaba “Jesús”, ello conforme al testimonio de un Padre de la Iglesia (Orígenes) y a algunas versiones griegas de Mateo 27:17 de antes del siglo III. Pero incluso si asumimos que efectivamente su nombre era “Jesús Barrabás” ello no resulta mayormente problemático respecto de su historicidad. En primer lugar, porque el nombre Jesús (que es una transliteración) era relativamente común, con algunas variantes (“Yeshua”, “Yehoshua”, etc.), en el contexto judío del siglo primero. En segundo lugar, porque de ser cierto que Barrabás se hubiese llamado también “Jesús”, lo más razonable era precisamente que se lo presente solo como “Barrabás” para evitar confusión. De este modo, la gente que hubiera elegido a Barrabás el sedicioso en lugar de a Jesús habría dicho simplemente “¡Libera a Barrabás!” y así se habría registrado en los Evangelios. ¿Y de dónde podría venir el nombre Barrabás? El profesor argumenta que debe tratarse de un agregado teológico, pero la verdad es que, “Barrabás no es (…) un nombre inusual en absoluto, sino que es un sobrenombre frecuentemente registrado (…) desde tan temprano como el siglo V antes de Cristo (…) hasta el siglo V después de Cristo” siendo que “el hecho de que Barrabás sea un nombre común excluye cualquier argumento basado en alegar una inusual naturaleza de su significado” (4). Es más, también es posible que, siendo Barrabás un rebelde contra el Imperio Romano (cfr. Marcos 15:7 y Lucas 23:19), le hayan puesto ese sobrenombre de forma similar al caso del líder de la última sedición anti-romana en el 132 d.C. a quien llamaron Bar-Kokebá, es decir, “hijo de la estrella”. En cuanto a Judas Iscariote tampoco hay mayor dificultad. El significado de Iscariote como “el que entrega” (es decir, el traidor) que aduce el profesor en su conferencia es bastante dudoso pues se basa en derivaciones de palabras hebreas o traducciones griegas las cuales, siendo indirectas, dan mucho espacio a la especulación etimológica. Más bien la interpretación más probable es que “Iscariote” se refiera a la procedencia de Judas y/o su familia del pueblo de Kerioth, al sur de Judea. Esta hipótesis encuentra importante apoyo en que en el texto de Juan 6:71 se lee “Judas, hijo de Simón el Iscariote”, pudiéndose así estarse denotando una procedencia familiar. Es más, dicho texto pone directamente en jaque la interpretación del profesor porque si la seguimos tendríamos que decir que el Evangelio está llamando “traidor” ¡al padre de Judas y no a Judas mismo!
6) Finalmente, sobre la costumbre de liberar prisioneros en la Pascua judía el profesor Luis del Castillo dice: “Esa costumbre no existe. No poseemos fuera de los Evangelios ningún testimonio sobre la sorprendente costumbre, ningún escrito judío nos habla de este exorbitante privilegio”. El problema es que esa es una total falacia de argumento desde el silencio. De que dicha costumbre no se atestigüe en otros escritos no se puede inferir sin más que no existió, más aún considerando que hay muchísimos aspectos reales de la vida antigua que no están registrados en fuentes escritas. Pero no solo eso. Contrario a lo aducido por el profesor, existen diversos testimonios históricos que muestran que la costumbre de liberar prisioneros en ocasiones particulares sí era factible. Por ejemplo, en la Mishnah judía leemos: “Ellos podían sacrificar el cordero pascual por alguno (…) a quien ellos habían prometido salir de prisión” (Pesahim 8:6). No está del todo claro el significado del texto pero ciertamente registra a un prisionero siendo liberado en la Pascua. A su vez, el historiador judío Josefo reporta que el gobernador romano Albino liberó a los prisioneros que habían sido encarcelados por delitos distintos del asesinato (cfr. Antigüedades Judías, XX, 9, 3). De otro lado, Plinio el Joven, a inicios del siglo II, se refiere a personas de las que se afirmaba que habían sido puestas en libertad por autorización de los procónsules romanos o sus lugartenientes (cfr. Epístolas 10,31). Así que, por enésima vez, no parece tan improbable lo que al profesor Luis del Castillo le parece absolutamente improbable. Tal vez el problema esté en que, por su apego al marxismo, tenga que considerar siempre como improbable cualquier posibilidad de que el Cristianismo sea verdad. Pero, en todo caso, ya se han dado las respuestas pertinentes.
Referencias:
1. Véase: Scott Hahn and James Socías, Understanding the Scriptures: A Complete Course on Bible Study, Ed. Midwest Theological Forum, Illinois, 2005, chapter 21: “The Cup of Consummation”.
2. Véase: Dante A. Urbina, ¿Cuál es la religión verdadera?: Demostración racional de en cuál Dios se ha revelado, Ed. CreateSpace, Charleston, 2018, Part. II, cap. 3. (http://danteaurbina.com/cual-es-la-religion-verdadera-demostracion-racional-de-en-cual-dios-se-ha-revelado/)
3. Fiona Macrae, “So that´s why Pontius Pilate washed his hands: It can help ease niggling doubts about decisions”, Daily Mail, May 6, 2010.
4. William Lane Craig, “Barabbas”, Reasonable Faith (www.reasonablefaith.org), Q&A N° 169, July 12, 2010.