Como se sabe, soy un economista heterodoxo, es decir, uno fuertemente crítico del enfoque de teoría económica dominante (el neoclásico). Y esto no como mera “opinión privada” sino de modo claramente visible con numerosos artículos y conferencias además, por supuesto, de mi libro Economía para Herejes. Ahora bien, como sucede de forma bastante común con aquellos que somos críticos de la economía dominante, se me ha tildado varias veces de “marxista” y similares. El objeto del presente artículo es aclarar que tal acusación es absurda, desinformada y hasta ridícula. En realidad, como quedará sobradamente demostrado con las varias citas que haré de mis propias palabras, tal aclaración ya la he realizado numerosas veces, pero parece que la ignorancia y el fanatismo se hacen “duros de matar” así que vale la pena agrupar todo aquí con claridad.
Pues bien, para empezar, acusar a alguien de marxista por el solo hecho de que critica a la teoría económica dominante y/o a un modelo de capitalismo liberal es una total falacia de falso dilema. Y es que ni economía neoclásica y economía marxista son las únicas opciones de teoría económica, ni capitalismo liberal y estatismo socialista son las únicas opciones de organización económica. Quien así lo crea es simplemente un ignorante. Como he remarcado varias veces, existen más de diez enfoques distintos de economía heterodoxa y el marxismo es solo uno de ellos. En ese contexto, cabe mencionar que cuando me preguntan cuáles son mis enfoques heterodoxos favoritos, siempre menciono no al marxismo sino (en ese orden) al Institucionalismo, el Postkeynesianismo y la Economía Conductual. Y también suelo aclarar que no siempre estoy de acuerdo con todo lo que diga un enfoque heterodoxo por el solo hecho de ser tal, y como ejemplo suelo poner al marxismo (1).
Frente a esto, ¿cómo es posible que alguien me tilde de marxista? Bien, el problema principalmente es que muchas personas siguen con el modelo mental burdo de que solo se puede ser liberal o comunista, lo cual ni siquiera fue cierto en la época de la “Guerra Fría” y aún menos lo es ahora. Y tal supino equívoco ocurre no solo por parte de no-economistas (en los cuales podría ser hasta cierto punto disculpable) ¡sino incluso de economistas! (donde de ningún modo es disculpable).
Ahora bien, este “síndrome” se encuentra especialmente en economistas liberales, pero no propiamente por ignorancia (varios de ellos son, de hecho, cultos y saben que hay varios enfoques de teoría económica) sino principalmente por fanatismo. Resulta que en la visión de varios de ellos cualquiera que no tenga un enfoque del todo liberal y de defensa del absoluto libre mercado queda automáticamente incluido en el grupo de los “marxistas” o “socialistas”. Viví esto en “carne propia”. En un debate formal que tuve contra un relevante economista liberal en la Universidad Nacional Hermilio Valdizán hablé del caso de la explotación laboral infantil por parte de la empresa Nike en África (2) y en su subsiguiente turno mi contendiente liberal dijo: “Todo el ataque que se hace con Nike, con esto de las empresas, es básicamente una crítica marxista. Ya, tú te declaras no marxista, pero sin embargo en tus argumentos expones muchas cosas marxistas” (3). ¡Qué curioso!: no importa que explícitamente me declare no marxista, ¡a como dé lugar el liberal busca “encerrarme” en el grupo de los marxistas! Bien, cualquiera puede ver el video completo de ese debate y encontrará que no solo no me baso en nada como materialismo histórico, materialismo dialéctico, teoría del valor-trabajo, etc. (es decir, los puntos centrales del marxismo) sino que explícitamente rechazo el estatismo (que es necesario como fase en la visión marxista). Además, ¿acaso hace falta ser marxista para ser crítico respecto de una situación como la explotación laboral de niños en África? Calificar a uno de “marxista” o querer asociarlo como sea a tal visión solo por criticar ello es tan absurdo como decir que alguien ya es ateo o está asociado al ateísmo por el solo hecho de criticar al Cristianismo cuando bien podría suceder que sea judío, musulmán o hindú, entre muchas otras posibilidades.
Sin embargo, resulta que hay economistas (comúnmente los de la Escuela Austríaca) que tildan de “socialista” a todo aquello que se mueva y que no crea de modo absolutamente irrestricto en el libre mercado. ¿Alguien conoce, por ejemplo, a Milton Friedman? Sí, aquel economista Premio Nobel de 1976 que dirigió una serie de televisión entera llamada Free to Choose (Libres para Elegir) en la década de los ochenta en la cual se dedicaba en todos los capítulos ¡a defender el liberalismo! Pues bien, resulta (aunque usted no lo crea) que economistas austríacos como Walter Block ¡califican directa y explícitamente a Milton Friedman como “socialista”! ¿No lo crees? Pues lee el artículo “¿Fue Milton Friedman un socialista? Sí” del propio Block (4). Pues bien, si al muy liberal Milton Friedman lo califican de “socialista”, ¿qué puedo esperar yo? Tal vez ese tipo de economistas me vean como una “reencarnación” de Lenin o Stalin, pero aquí cabe realmente preguntarse si no sucede más bien que quienes realizan tales tipos de calificativos tienen una visión sumamente distorsionada de la realidad.
Yo no creo en el camino que propone el marxismo. En una entrevista directamente dije: “El comunismo es un ideal donde se acabó la alienación del trabajo y las personas son naturalmente solidarias y colaborativas. Suena ´muy bonito´ eso que nos planteaba Marx sobre el comunismo, pero al mismo tiempo hay que ver dentro del esquema marxista cómo es que se planteaba que se llegara a eso. Y él planteaba llegar a esta armonía de relaciones personales e igualdad económica por medio de una revolución violenta y por medio de un Estado totalitario llamado la Dictadura del Partido Comunista. Sin embargo, como ya le criticaba Mijaíl Bakunin, este Estado totalitario se iría fortaleciendo en vez de diluirse. Marx pensaba que este Estado socialista, mientras la sociedad vaya acoplándose al nuevo sistema, poco a poco iba a ser más innecesario y hasta que ya no iba a haber Estado y se llegaba a una etapa comunista donde la sociedad se auto-organizaba y todos eran ´buenos y felices´… Pero creo que es más pertinente, y la historia ha ido en ese sentido, lo que decía Bakunin. O sea, este Estado, si se intentara, y, de hecho, en las veces que se ha intentado, se vuelve más fuerte y más fuerte y termina presionando libertades” (5). Que luego esa misma entrevista (en que hice incluso más críticas al comunismo, a los partidos de izquierda en general y a la entonces principal candidata presidencial de izquierda en mi país) se haya recortado y hasta sesgado “convenientemente” al momento de la publicación periodística de la reseña para hacerme parecer como un “socialista” es “otra historia” y sobre ello ya hice conciso pronunciamiento en su momento (6). Además, ¿se me puede acusar tan fácilmente cuando de modo explícito me he referido a los regímenes de Chávez y Maduro en Venezuela como “personalistas y autoritarios” (7) y he remarcado críticamente “las millones de muertes bajo el comunismo, con el régimen de Mao Zedong a la cabeza con alrededor de 70 millones de muertes” sin dejar de mencionar “las más de 8 mil ejecuciones del régimen comunista de Fidel Castro en Cuba” (8)?
“Ah, pero tú solo criticas al marxismo en su aspecto filosófico y político, nunca en el económico”, argüirá alguno. Falso. Como evidencia, en mi conferencia en Alemania sobre la obra El Capital en el Siglo XXI claramente dije: “¿Cuáles son mis discrepancias con el marxismo? Yo sí tengo discrepancias muy serias con el marxismo. Básicamente yo discrepo del trasfondo filosófico del marxismo, de su teoría económica y de su propuesta política. O sea, es casi todo. (…) Respecto a la teoría económica, toda la teoría de Marx se construye con base en la teoría del valor-trabajo, que él explica en el tomo I de El Capital. Yo discrepo de la teoría del valor-trabajo. La teoría del valor-trabajo de Marx nos dice que las cosas valen en función de cuánto trabajo hay socialmente incorporado en su producción. Les pongo ejemplos sencillos para ver por qué esta teoría es errada o muy limitada. Imagínense una vivienda construida en una zona pobre, una vivienda en la cual se invirtió trabajo y materiales. Ahora imagínense exactamente la misma vivienda, construida con el mismo trabajo, con los mismos materiales, pero en una zona más residencial, lujosa, rica o céntrica. ¿Valdrá más esta vivienda en la primera situación o en la segunda? Evidentemente en la segunda. ¡Pero la cantidad de trabajo social incorporado en la vivienda es exactamente el mismo! Por lo tanto, no todo el valor se puede explicar por el trabajo social incorporado. Otro ejemplo, para cerrar con esto (porque también podría dar una conferencia entera de refutación a la teoría económica marxista). El segundo ejemplo es: ¿las perlas o los diamantes son valiosos porque los hombres se esfuerzan en buscarlos o más bien al revés: los hombres se esfuerzan en buscarlos porque son valiosos? Más bien lo segundo: si hay tanto esfuerzo para encontrar diamantes o perlas es porque son valiosos. Entonces el valor de estas cosas es precedente a la existencia de un trabajo para adquirirlas. No niego que el trabajo explique una parte, pero no lo explica todo y Marx requiere que el 100% del valor se explique por el trabajo porque solo así es coherente la teoría de la plusvalía y todo lo que sigue desde ahí” (9).
“Lo que quieras, ¡pero no detallas ninguna crítica al marxismo en tu libro Economía para Herejes!”, insistirá un obstinado. Bien, en primer lugar, pedir que en Economía para Herejes desarrolle críticas al marxismo es tan fuera de lugar (iba a decir “estúpido”, pero luego me dije “No, mejor no lo pongo así”) como exigir que en un libro de crítica a la filosofía de Nietzsche uno también incluya críticas a la filosofía de Santo Tomás de Aquino. Basta ver el título completo de mi libro: Economía para Herejes: Desnudando los Mitos de la Economía Ortodoxa. Cualquiera que no sea un inválido mental se puede dar cuenta que el objeto específico del mismo es ¡criticar a la economía ortodoxa (dominante)! ¿Y cuál es el enfoque dominante en economía? Pues no es para nada el marxismo, es la economía neoclásica. ¿No me cree? Pues vaya a ver los syllabus de los cursos de Microeconomía y Macroeconomía de las Facultades de Economía de las universidades más importantes del mundo a ese respecto (Harvard, Oxford, Columbia, Chicago, etc.). ¿Todavía no me cree? Pues léase los libros de texto de teoría económica más importantes y usados de todo el mundo (es decir, los de autores como Samuelson, Nicholson, Varian, Dornbush, Blanchard, etc.) y sinceramente dígame cuántos capítulos de marxismo encuentra allí. ¿Qué ni siquiera así me cree (¡vaya que es usted “cerrado”!)? Pues vea la lista de todos los Premios Nobel de Economía: no hay ni un solo economista marxista, sino que está llena de economistas ortodoxos (fundamentalmente neoclásicos, neoinstitucionalistas o aquellos que hicieron aportes a la Econometría). Creo que con todo ello queda más que claro cuál es el enfoque dominante.
Ahora bien, por si lo anterior fuera poco, resulta que, “no viniendo al caso” desarrollar críticas al marxismo en mi libro, dado su objeto, aun así pongo al marxismo como una “heterodoxia fallida” y un “ejemplo a no seguir”. Se lee en el Epílogo: “La economía es un fenómeno muy complejo y no se la puede ni debe encerrar en ´recetas´ predeterminadas. Si este libro planteara tal tipo de recetas determinísticas estaría cayendo en el mismo vicio que la economía ortodoxa. Y, de hecho, ya hubo una heterodoxia que cayó en eso antes: el marxismo. Efectivamente, si bien era crítico del capitalismo y la teoría económica dominante de su tiempo, Marx encasilló todo el desenvolvimiento de la economía, e incluso toda la historia, en su esquema del materialismo dialéctico y terminó siendo rebasado por los hechos” (10).
Ya debe, pues, haber quedado absolutamente claro que no soy marxista. Por tanto, si, frente a toda esta evidencia, alguien me sigue acusando de ello no me queda más que decirle: “Por gente como tú es que el shampoo trae instrucciones”. Por supuesto, al criticar tanto a la derecha como a la izquierda, a liberales y comunistas, a neoclásicos y marxistas, me pongo en una posición en que prácticamente me quedo “sin amigos”. Si criticara solo a uno de los dos lados sé que recibiría el pleno apoyo y acogida del otro. Pero el punto es que critico a ambos. Por eso, sé que en gran parte estoy solo. Pero ese es el precio que estoy dispuesto a pagar aun cuando me abandone e incluso se ponga en contra mía el mundo entero. Y es que, como decía San Atanasio, “si el mundo está contra la verdad, ¡pues yo estoy contra el mundo!”.
Referencias:
1. Véase: Dante A. Urbina, “Economía heterodoxa: No uno sino varios enfoques”, ponencia-workshop en el Congreso Regional de Estudiantes de Economía Lima-Callao, Universidad Nacional Agraria La Molina (Lima – Perú), 9 de junio del 2017. (Disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=E7QkcyEwmhs)
2. José Manuel Calvo, “Acusan a Nike de fabricar calzado de lujo explotando a niños de 11 años”, El País, 7 de junio de 1996.
3. Walter Puelles, “Debate sobre el desarrollo: Economía heterodoxa vs. liberalismo”, debate contra Dante A. Urbina, Universidad Nacional Hermilio Valdizán (Huánuco – Perú), 16 de diciembre del 2016, réplica. (Disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=8Fwi9Z95YQ0)
4. Walter Block, “Was Milton Friedman a socialist? Yes”, MEST Journal, vol. 1, n° 1, 2013, pp. 11-26.
5. Dante A. Urbina, “De la Economía Política a la Política Económica”, entrevista concedida a Manuel Kamichi, Universidad de Lima (Lima – Perú), 14 de mayo del 2016. (Disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=GEoJ9bcyVX4)
6. Dante A. Urbina, “Mi primera aparición en periódico” (post de Facebook), www.facebook.com/danteaurbina.oficial, 16 de julio del 2016.
7. Dante A. Urbina, “Aclaraciones sobre mi análisis del libro El Otro Sendero de Hernando de Soto”, www.danteaurbina.com, 5 de junio del 2016.
8. Dante A. Urbina, “¡Hey tú, hipócrita de izquierda!”, www.danteaurbina.com, 2 de diciembre del 2016.
9. Dante A. Urbina, “Crítica a El Capital en el Siglo XXI de Thomas Piketty desde una perspectiva heterodoxa”, conferencia en la Volkshochschule (Göttingen – Alemania), 9 de enero del 2015. (Video disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=MCFlY8jVThE)
10. Dante A. Urbina, Economía para Herejes: Desnudando los Mitos de la Economía Ortodoxa, Ed. CreateSpace, Charleston, 2015, p. 303. (http://danteaurbina.com/dios-existe-el-libro-que-todo-creyente-debera-y-todo-ateo-temera-leer/)